domingo, 31 de julio de 2016

Vuela Más Alto

Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo.  Poco después de despegar de uno de los pequeños e improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de su asiento y se dió cuenta que había una rata a bordo y que si roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión.
Podía volver al aeropuerto para librarse de su incómodo, peligroso e inesperado pasajero. De repente recordó que las ratas no resisten las grandes alturas.
Volando cada vez más alto, poco a poco cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje.
Puede que hayan situaciones u obstáculos que estén poniendo en peligro tu vida espiritual, NO permitas que esto te derribe, VUELA MÁS ALTO..!!
Elévate a la presencia de Dios, Él te hará levantar vuelo y te hará volar siempre alto, muy alto, y desde arriba podrás ver tus problemas como insignificancias y en Su presencia perecerán…!
Señor es mi fortaleza, El cual pondrá mis pies como de ciervas, Y me hará andar sobre mis alturas”
Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
El señorío y el temor están con él: El hace paz en sus alturas.
 “Dios en las alturas es más poderoso Que el estruendo de las muchas aguas, Más que las recias ondas de la mar.”
 “Porque he aquí, el que forma los montes, y cría el viento, y denuncia al hombre su pensamiento; el que hace á las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Dios de los ejércitos, es su nombre.”
″El cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó á la diestra de la Majestad en las alturas,”

La Ranita

Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos de ellas cayeron en un pozo profundo.
Las demás se reunieron alrededor del agujero y, cuando vieron lo hondo que era, le dijeron a las caídas que, para efectos prácticos, debían darse por muertas. Sin embargo, ellas seguían tratando de salir del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras les decían que esos esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas atendió a lo que las demás decían, se dio por vencida y murió. La otra continuó saltando con tanto esfuerzo como le era posible.
La multitud le gritaba que era inútil pero la rana seguía saltando, cada vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo.

Las otras le preguntaron: “¿No escuchabas lo que te decíamos?”La ranita les explicó que era sorda, y creía que las demás estaban animando desde el borde a esforzarse más y más para salir del hueco.
La palabra tiene poder de vida y de muerte.
Una voz de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudarle a terminar de día, mientras que una palabra negativa puede acabar por destruirlo. Cualquiera puede decir palabras que roben a los demás el espíritu que les permite seguir la lucha en medio de tiempos difíciles.
Tengamos cuidado con lo que decimos, pero sobre todo con lo que escuchamos.

La trampa

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete. Pensó qué tipo de comida podía haber allí.
Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos: Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!”
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
-“Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más no me perjudica en nada, ni me incomoda”.

El ratón fue hasta el cordero y le dijo:
-“Hay una ratonera en la casa, una ratonera!”
-“Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.”
El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le repitió lo mismo.
-“¿Acaso estoy en peligro? Pienso que no” – dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente mordió a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar alguien con fiebre, nada mejor que una sopa.
El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero.
La mujer no mejoró y acabó muriendo. El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
“La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que, como no es tuyo, no debes prestarle atención … ¡piénsalo dos veces!.

Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

Quien se lleva el Hijo

Un hombre millonario y su hijo, tenían gran pasión por el arte. Poseían en su colección desde pinturas de Picasso, hasta Van Gogh. Disfrutaban sentándose y admirando estas obras.
Pero las circunstancias hicieron que el hijo fuera a la guerra y muriera en batalla mientras rescataba a otro soldado. Cuando el padre recibió la noticia sufrió profundamente la muerte de su único hijo.
Un mes más tarde, antes de Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre: - Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Yo me encontraba herido y él se acercó con la intención de salvarme cuando, de pronto, una bala atravesó su pecho, muriendo instantáneamente. Él hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte y, extendiendo sus manos, le entregó el paquete que llevaba. Yo sé que esto no es mucho, no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por el joven soldado. Él contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había captado y plasmado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan conmovido por el realismo de la expresión de los ojos de la pintura, que los suyos se llenaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.
-! Oh, no Señor! yo nunca podría cobrarle, ¡con todo lo que su hijo hizo por mí!  Acéptelo como un regalo.
El padre lo colgó sobre la pared. Cada vez que los visitantes llegaban a su casa les mostraba el retrato de su hijo, antes que su famosa colección.
Al cabo de pocos años, el hombre murió y se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía.
Muchas personas importantes acudieron con grandes expectativas. Allí, sobre la plataforma, estaba el retrato del hijo presidiendo la subasta.
El subastador golpeó su martillo para dar inicio. Empezaremos los remates con este retrato, éste es el hijo del dueño de la colección. ¿Cuánto ofrecen por este retrato?
Hubo un gran silencio. Entonces una voz, dijo: ¡Queremos ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de esa! Sin embargo, el subastador insistió: ¿Quién ofrece por esta pintura? ¿$100? ¿$200?
Alguien gritó alterado: ¡No venimos por esa pintura! Venimos por los Van Gogh, los Rembrandts y los cuadros de Picasso. ¡Vamos a las ofertas de verdad!
Pero aún así el subastador continuó con su labor: "El Hijo", "El Hijo" ¿Quién se lleva "El Hijo"?

Finalmente, una voz se oyó desde el fondo de la sala: Yo doy diez dólares por la pintura. Era el viejo jardinero de la familia, que ofrecía lo único que podía ofrecer.
¡Tenemos $10! ¿Quién da $20? gritó el subastador. La multitud estaba inquieta. No querían la pintura del Hijo, querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el martillo: A la una, a las dos y. . . vendida por $10!

Ahora ya podemos empezar con la colección!, gritó uno. Pero el subastador soltó su martillo y dijo: Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.
-Pero, ¿qué pasa con las otras pinturas? dijeron los interesados.
-Lo siento, cuando me llamaron para conducir esta subasta, estaba estipulado en el testamento del dueño y yo no tenía permitido revelar esto hasta este momento, que solamente la pintura de "EL HIJO" sería subastada. Aquel que la comprara, heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. El hombre que compró "EL HIJO" se quedó con todo.

Si tú tomas la decisión como el jardinero de quedarte con Jesús, con Él tendrás toda la colección de bendiciones que Dios tiene preparadas para ti. Van a ser tuyas y nadie jamás te las podrá quitar.

Acuerdate de Mi

Gustavo regresaba a su casa en su automóvil. Era un día frío, gris y lluvioso y de pronto vio a una señora anciana con su auto al lado de la carretera. Inmediatamente se dio cuenta de que la anciana necesitaba ayuda.

Estacionó su viejo Pontiac delante del Mercedes de la anciana y se acercó tosiendo. A medida que se acercaba era más evidente que la señora tenía problemas.

Desde el punto de vista de la anciana, el hombre que se aproximaba no tenía muy buen aspecto, tal vez podría tratarse de un delincuente, pero en su situación, no tenía demasiadas opciones. Había estado allí por más de una hora y nadie se había detenido para ayudarla, así que, no había nada que hacer, estaba a su merced.

El hombre parecía muy humilde y hambriento y aunque aparentaba calma, Gustavo pudo percibir en la anciana cierto temor y preocupación. Así que tomo la iniciativa y dijo: Si me lo permite puedo ayudarla, señora entre en su vehículo y así estará protegida de la lluvia. Mi nombre es Gustavo, añadió, y gracias a Dios sólo se trata de un neumático desinflado. Voy a repararlo en poco minutos.

Y así Gustavo empezó a trabajar. Estaba apretando las últimas tuercas, cuando la señora bajó la ventanilla y comenzó a conversar con él. Le contó de donde venía; que tan sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecerle.

Gustavo sonreía mientras cerraba el baúl del coche y guardaba las herramientas.

Al ver que ya había terminado, la anciana le preguntó cuánto le debía, pensando que cualquier suma sería correcta dadas las circunstancias, y que quizás hubieran pasado cosas terribles de no haber contado con su gentileza.

Él no lo consideraba un trabajo, ayudar a alguien en necesidad era la mejor forma de pagar por las veces lo habían ayudado cuando se encontraba en situaciones similares. Gustavo estaba acostumbrado a vivir así. Le dijo a la anciana que si quería pagarle, la mejor forma de hacerlo sería que la próxima vez que viera a alguien en necesidad y estuviera a su alcance el poder asistirla, lo hiciera de manera desinteresada y se despidió.

Había sido un día frío, pero sentía calor en su corazón, reconfortado y feliz por haber ayudado a su prójimo. Subió a su coche y siguió su camino.

Unos kilómetros mas adelante la señora divisó una pequeña cafetería. Pensó que sería muy bueno quitarse el frío con una taza de café caliente antes de continuar el último tramo de su viaje. Se trataba de un pequeño y viejo local, en el que había una vieja registradora muy parecida a las que conocía de su juventud.

Una cortés camarera se le acercó y le extendió una toalla para que se secara el cabello, mojado por la lluvia. Tenía un rostro agradable con una hermosa sonrisa, a pesar de las muchas horas de trabajo.

La anciana notó que la camarera estaba embarazada, más o menos de unos ocho meses, pero que su situación no le hacía cambiar su simpática actitud. Pensó en cómo, gente que tiene tan poco, puede ser tan generosa con los extraños, y entonces se acordó de Gustavo.

Al terminar su café, pidió a la camarera la cuenta y pagó con un billete de cien dólares. Cuando la joven regresó con el cambio constató que la señora se había ido. Intentó alcanzarla, pero al correr hacia la puerta vio en la mesa un trozo de papel escrito, cuando lo tomó se dio cuenta de que era una nota y cuatro billetes de cien dólares.

Al leer la nota, sus ojos se llenaron de lágrimas: Esto es un regalo para ti, hace muchos años estuve en tu misma situación. Hoy alguien me ayudó como ahora lo estoy haciendo por ti. Si quieres pagarme, esto es lo que puedes hacer: No dejes de ayudar y ser de bendición para otros con amor y des interesadamente.

Esa noche, ya en su casa, mientras la camarera entraba sigilosamente en su cama, para no despertar a su agotado esposo que debía levantarse muy temprano, pensó en lo que la anciana había hecho con ella. ¿Cómo sabría ella las necesidades que tenía con su esposo?, los problemas económicos que estaban pasando, y más ahora con la llegada del bebé...

Era consciente de cuán preocupado estaba su esposo por todo esto. Acercándose suavemente hacia él, para no despertarlo, mientras lo besaba tiernamente, le susurró al oído: Todo va a estar bien... te amo Gustavo.

Cuando Alguien te Ama

Cuando alguien te ama, también es paciente contigo.

Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento.

Cuando alguien te ama, está de tu parte; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor.

Cuando alguien te ama, no derrama su ira contigo por todos los "errores" que cometes, aunque sean muchos.

Cuando alguien te ama, sufre profundamente cuando ve que te desvías del camino, pero espera confiadamente hasta que puede orientarte a que sigas la senda correcta.

Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti cuando ni siquiera tú confías en ti mismo.

Cuando alguien te ama, nunca te dice que eres un caso perdido; más bien trabaja pacientemente contigo y te corrige de tal manera que es posible que te cueste entender la profundidad del cuidado que tiene por ti.

Cuando alguien te ama, nunca te abandona aunque muchos de tus amigos lo hagan.

Cuando alguien te ama, se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación y se pone en evidencia lo que realmente eres. Pero no te juzga, sino que te sigue viendo como una persona hermosa, digna y llena de valor y significado.

“Cuando alguien te ama de esa manera, te está demostrando el mayor de todos los dones, el perfecto e incondicional amor de Dios”

La flor de la honestidad

Cuenta una leyenda que por el año 250 A.C., vivía en China, un príncipe que estaba a punto de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes de ser coronado, debía casarse.
Sabiendo esto, decidió hacer un concurso entre las muchachas de la corte para ver quién podía ser digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio, escuchó los comentarios sobre los preparativos y sintió tristeza porque sabía que su joven hija tenía un profundo amor por el príncipe. Cuando llegó a casa, le contó a su hija los planes del príncipe y ella sin dudarlo le dijo que también quería participar en la prueba.
La anciana no podía creerlo y le dijo: ¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.
La hija respondió: No, te preocupes querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe y con esto ya me conformo. Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las jóvenes más bellas del lugar, vestidas con sus mejores ropas y con las más brillantes joyas.
Entonces, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será la escogida, se convertirá en mí esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: flores, costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en el arte de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y la semilla seguía como el primer día. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada ocurrió. Día tras día veía más lejos su sueño, sin embargo, su amor era cada día más profundo. Finalmente pasaron los seis meses y nada brotó de aquella semilla.
De todas maneras, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordada, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos. El día llegó, sus manos estaban vacías, mientras todas las otras pretendientes tenían una hermosa flor en sus manos. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.
La bella joven de las manos vacías sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.
Entonces, con calma el príncipe lo explicó: Esta muchacha, es la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi esposa y emperatriz, porque todas las semillas que os entregué eran estériles.

Jesús te dice.

La mariposa azul

Había un hombre que vivía con sus dos hijas. Las niñas eran curiosas e inteligentes y siempre hacían muchas preguntas. A veces el hombre sabía responder pero, otras veces, no tenía ni idea de la respuesta. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones a casa de un sabio que vivía en lo alto de la colina.
El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ningún tipo de duda. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder.
Así que un día una de ellas capturó una linda mariposa azul con la que pensaba engañar al sabio.
¿Qué vas a hacer?”, le preguntó su hermana.
-Voy a esconder la mariposa entre mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. De esta manera, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
-“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, maestro, ¿está viva o muerta?”
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
-“Depende de ti... Ella está en tus manos”
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falle; somos nosotros los únicos responsables por nuestros errores y malas decisiones.

El banquero y el pescador

Un banquero y experto en inversiones, estaba en el muelle de un pequeño pueblo caribeño, cuando llegó un pescador en su bote.
Dentro del bote había varios atunes amarillos bastante grandes y el banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó:
–¿Cuánto tiempo le tomó pescarlos? –Muy poco tiempo, respondió el pescador.
–¿Por qué no se quedó más tiempo pescando? podría haber traído más peces. –Preguntó el banquero. –Sí, seguramente, pero esto es suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de mi familia, dijo el pescador.
–Pero permíteme que te pregunte, dijo el banquero ¿qué haces con el resto de tu tiempo?,
–Después de pescar, descanso un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta, luego acompaño a mi esposa a hacer las compras y por las noches me reúno con los amigos para pasar un buen rato conversando. Llevo una vida tranquila y despreocupada, dijo el pescador.
–Mira, yo soy un especialista en marketing y asesor de grandes empresas y podría ayudarte a desarrollar un negocio. Lo que tendrías que hacer, es dedicar más tiempo a la pesca y con los ingresos podrías comprar un bote más grande. Al tener un bote más grande puedes pescar mucho más que ahora, de manera que duplicarías las ganancias. Con el tiempo podrías comprar varios botes y tener empleados que pesquen para ti.
El siguiente paso es que en lugar de vender el pescado a un intermediario, lo podrías vender directamente a la empresa que distribuye el pescado una vez envasado y empaquetado y con el tiempo, podrías tener la distribución para la provincia o el país entero.
Claro, cuando eso ocurra, tendrías que dejar este pequeño pueblo para instalarte en la gran ciudad, desde donde manejarías tu empresa, sin tener que salir a pescar.
–¿Pero, cuánto tiempo hace falta para que ocurra todo eso? Preguntó el pescador.
–Entre diez y quince años, dijo el banquero. –¿Y luego, qué? dijo el pescador. –Después se puede anunciar una IPO (Oferta Inicial de Acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te harás millonario. –¿Y luego, qué? Le preguntó sonriendo al banquero. –Luego, te puedes retirar. Te compras una casita en un pueblecito de la costa, donde puedes descansar, dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, ir con tu esposa de compras y reunirte con tus amigos y familiares para pasarlo bien. Dijo el banquero.
–¿Acaso no es eso lo que ya tengo?
Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por aquello que no tenemos.

El Mantel

Un sacerdote, recibió como su primer encargo ministerial, la misión de reabrir

una iglesia en el barrio de Brooklyn, New York. Cuando llegó se encontró con un 

edificio que estaba en pésimas condiciones y que requería mucho trabajo de 

restauración. De todas maneras, se propuso como meta tener todo listo a tiempo para 

oficiar su primer servicio en Nochebuena. Trabajó arduamente, reparando los bancos, 

arreglando las paredes, pintando, etc., y una semana antes de Navidad ya casi había 

concluido con los trabajos.

El 19 de diciembre se desató una terrible tempestad que azotó la ciudad por dos días y  

cuando el sacerdote fue a ver la iglesia, vio con tristeza que el agua se había filtrado a 

través del techo, causando que un parte considerable de la pared, exactamente detrás 

del púlpito, estuviera manchada por la humedad.

No sabía que hacer, pensaba incluso en la posibilidad de suspender el oficio de 


Nochebuena. Preocupado y triste se fue hacia su casa, pero en el camino encontró un 

negocio que estaba vendiendo varios artículos con fines caritativos y decidió entrar.

de Pronto le llamó la atención un hermoso mantel hecho a mano. Era un trabajo 

exquisito con aplicaciones y bordados de bellos colores y una cruz en el centro. Era 

jnustamente el tamaño adecuado para cubrir la mancha de la pared, así que decidió 

comprarlo y volver nuevamente a la iglesia.  

En ese momento había comenzado a nevar y se encontró con una mujer mayor que iba 


corriendo en la dirección opuesta, tratando de alcanzar el autobús. Lamentablemente 

lo perdió y el sacerdote viendo la situación la invitó a esperar al próximo en la iglesia 

donde había calefacción.



La señora se sentó en el banco, mientras el sacerdote colocaba el mantel como tapiz

sobre la pared. No podía creerse lo hermoso que se veía y cómo cubría toda la mancha 

de humedad. De pronto vio a la mujer que se acercaba con sus ojos fijos en el mantel. 

- "Padre, ¿Donde consiguió usted ese mantel?".  Cuando el sacerdote le contó lo 

sucedido, la mujer le preguntó si las iniciales que aparecían bordadas eran EGB. 



Efectivamente esas eran las iniciales, y la mujer le contó que ella había hecho ese 

mantel 35 años atrás en Austria. Le explicó que antes de la guerra, ella y su esposo 

tenían una posición económica muy buena pero que cuando los nazis llegaron, les 

obligaron a irse. Ella viajó primero y su esposo debía encontrarse con ella una semana 

después, pero fue capturada, enviada a prisión y nunca volvieron a verse. El pastor la 

llevó en su coche hasta su casa y ofreció regalarle el mantel, pero ella lo rechazó 

diciéndole que lo entregaba como una ofrenda a Dios.



Por fin llegó la Nochebuena, la iglesia estaba llena a rebosar. La música y el espíritu 

que reinaban eran increíbles. Al final del servicio, el sacerdote despidió a todos en la 

puerta pero un hombre mayor, del vecindario, seguía sentado en uno de los bancos 

mirando fijamente el tapiz. El sacerdote se acercó para saber si se sentía mal, pero el 

hombre se interesó por saber donde había conseguido el mantel, ya que era idéntico al 
que su esposa había hecho años atrás en Austria antes de la guerra. . . y le relató la misma historia que aquella mujer.

Él, sin decirle nada, lo invitó a dar un paseo y le llevó a la misma casa donde había llevado a la mujer tres días atrás.

Llamó y al abrirse la puerta, presenció la más bella reunión de Navidad que pudo haber imaginado.

“Si confiamos que El Señor está en control de nuestra vida, a pesar de las dificultades y circunstancias, a su tiempo veremos cumplidos los deseos de nuestro corazón”